Hoy día vivimos en un país cada vez más dividido; sea por política, religión, ideologías, etc. Es curioso que cada día que pasa, la violencia aumenta cada vez más, no solo eso, sino que a respuesta a ello, hemos recurrido a más violencia. Quede claro que al referirme a violencia, no me refiero a la física, sino también a la emocional y verbal.
Siempre he creído que una sociedad violenta, es una sociedad con falta de educación. Es en la educación y en el hogar donde se aprende a crecer intelectual, moral y espiritualmente. Pensemos en un momento ¿Cuantas veces podemos aconsejar a una persona y su respuesta es "yo hago lo que me dé la gana" o simplemente te ignora? Ciertamente ha sido muchas veces. Hemos tomado el consejo como un regaño, la preocupación por metiche y el amor como un juego.
Vivimos en una sociedad donde las canciones implican vivir la vida como un puro hedonista, rebelarte sin causa y el materialismo es la clave para la felicidad de la vida. Si seguimos pensando, llegamos al punto de pensar "qué hago con mi vida". Es en este punto donde el alcohol no trae felicidad, las salidas a discotecas ya no tienen esa adrenalina cuando uno sale de la secundaria y las drogas ya no da el mismo "viaje" como antes.
Ciertamente ese es nuestro problema. Hemos convertido una sociedad que cuando niños, se salía a jugar con sus amistades, mas ahora, salir a la calle implica ver un punto de droga y jóvenes de mi edad vendiendo drogas en vez de estar estudiando.
¿Pero cómo vamos a quejarnos? Vivimos en una sociedad donde la palabra "fácil" y "gratis" son nuestras favoritas tradiciones. Es tal ese nivel, que vendemos nuestra dignidad a cambio de más dinero, ya que tenemos por sinónimo de dinero es igual a felicidad.

Es por eso que hoy muchos estudian profesiones que solo satisfacen su amor por el dinero para pagar por esa droga a la que llamamos orgullo. El orgullo es el veneno más adictivo que tenemos en esta sociedad, donde hay que comprar ropa cara, tener automóviles de último modelo, posiciones en el trabajo, iglesia, etc.

Usualmente me dicen que soy una persona aburrida, que no socializo, comparto, salgo e incluso por qué no enmarco mis diplomas y cuelgo mis medallas. Sinceramente es que no le encuentro sentido enseñar mis logros, mis logros son míos y no necesito que un humano los "alabe" o se maraville, cuando la realidad es que lo que yo hice, lo hace cualquiera. Soy un humano como cualquier otro, pero busco hacer aquello que sea para el bien de todos y no el mío. Da pena que muchos con títulos académicos los utilicen para humillar y hacen sentir inferior al prójimo en vez de usarlo para el bien. El hecho de menospreciar alguien por como piensa o menor educación que a tí, no te hace dueño y señor del conocimiento. Soy un humano, moriré como cualquiera y no me llevo nada especial, pero quizás puedo usar mi vida para afectar positivamente a otras, quizás a muchas...si yo puedo ¿Por qué no todos?
Hemos estado tan concentrados en nuestros placeres y no de nuestra felicidad. Placer es un gusto de deseo, mas la felicidad es un gusto que se necesita. Tres horas que gaste un padre de familia en una barra, son tres horas que un hijo no tuvo un padre que le enseñara vivir o disfrutar la vida. Un feligrés de la iglesia que no tenga un testimonio, es igual a un político que prometa cambios y no haga nada. Todos somos contribuidores al problema que nos agobia como sociedad.
Vivimos para trabajar, nos embriagamos para subsanar nuestras penas y luchamos contra el prójimo para defender nuestra poca de vida que nos queda para creer que pensamos diferentes, cuando al final del día, somos iguales.
Seamos agentes de cambio, no monótonos. Que nuestra vida se mida por el bien que hicimos a otros, no por nosotros mismos. Dejemos de ser avaros y busquemos la paz. Usemos el diálogo y lleguemos al entendimiento. Seamos diligentes en nuestro propio pensamiento, pero no por el pensamiento que quiera otro que nosotros tengamos.
Dejemos de embriagarnos del orgullo, dinero, placeres y puestos, sino que seamos llenos de felicidad plena y verdadera. Mi felicidad es en Dios, pero para tí (el que está leyendo esto) puede ser en otra forma, sea el pensamiento, amor, Allah, Nirvana, etc. Todos somos diferentes, pero la felicidad es una, abracémosla :)

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